Que
triste es decir adiós cuando te quedas con tanto para dar, para compartir, para
vivir..
No
importa, gracias. Alguien me hizo grande cuando me dio la virtud de quedarme
con los momentos más lindos latentes, cuando me hizo agradecida tan solo por
haber tenido la oportunidad de conocer algo o alguien, de vivirlo… y ahí
escucho el susurro de mi amiga diciéndome que de lejos siempre me acuerdo las
cosas buenas, que me acuerde de las malas que por algo las cosas terminaron
así.
Defectos
o virtudes, que las llamen como quieran, los tenemos todos, y ni vos ni yo
merecemos ser juzgados por eso, creo que primero me nace querer ver que te hizo
ser así o que me hizo actuar así, antes que insistir en ese defecto.
Se
termina otro año, y ese maldito balance juega en mi cabeza, no se si en la de
las demás también lo hará. Pensar en lo que paso, en lo que perdí, lo que
logré, en lo que quiero modificar para estar y ser mejor, en lo que quiero
planear para que venga.
Me
acosté con tanta angustia cuando me puse a pensar en las personas que perdí, a
ver…. No porque me arrepienta de algo, simplemente porque cada persona tiene un
valor especial y te aporta algo y es tan loco que de repente no están y te
quedas con cosas realmente lindas de cada uno, pero para no verlos más.
Este
año, terminamos una relación, terminamos lo que un día empezó con tantos
sueños, con tantas ilusiones puestas, con esa adrenalina tan mágica con la que
empiezan la mayoría de las relaciones, y en ese momento te perdí, te saque de
mi vida, terminé lo que no resultaba, siempre dedico un rato de mi vida a
pensar en mi y en mis errores, e insistí mucho el último tiempo en modificarme
eso de los puntos suspensivos, del no poder terminar con las cosas de forma
sana, de amarrarme a lo que no es, a lo que me hace mal. Y fue tan así que
cuando te ibas, a pesar de tener mucha nostalgia, llore un solo día, y me
propuse vivir, vivir con los que me demostraban estar, con los que me quieren,
con los que me sacan una sonrisa, dedicarle todo a ellos, pero no amarrarme a
los recuerdos, ni a lo lindo, ni a lo malo, no amarrarme a nada, lo nuestro
termino por alguna o varias razones y si los dos nos sentamos a elegir que ese
fuera el final estando de acuerdo, caía de maduro que debía ser así, y
fin.
La vida
me demuestra un equilibrio constante en el día a día porque me sentí tan sola el último tiempo cuando te tenía
incluso al lado, sola no porque hicieras de cuenta que no estaba, sola porque
los dos ya mirábamos todo con un indivualismo pleno, nuestros ideales y
proyectos, nuestros planes de los días, en todo había más prioridades hacia lo
externo que hacia el otro, y hoy… nada… me siento colmada de gente, de acá de
allá, gente que vale un montón y otra que no tanto pero que me da lindos
momentos y lo agradezco.
Sin embargo por algo estoy acá, y es por la
noche de ayer, porque sentí nostalgia, nostalgia de vernos riendo hasta el
último día, de vernos haciendo el amor el último día como la primera vez, como
siempre, con esa química que fusiono y siempre fue especial, de vernos hablar y
contarnos cosas hasta la última noche incluso cuando sabíamos que ya no
estábamos juntos, de verte haciendo mil maniobras para sacarme una sonrisa
cuando mis días se tornaban densos, o de verme molestándote en la cama cuando
quería que te despiertes y que arranquemos el día.. y no pude evitar acordarme
de ese vaso de agua que te pedía siempre que estábamos por dormirnos y con un dejo
de molestia y de amor me lo traías a la cama, acompañado de las golosinas que
más me gustaban, porque sabías lo preciso, mis debilidades puntuales.. yo
también te compraba tus chocolates preferidos pensando en que los íbamos a
compartir esa noche sentados en la cama hablando y seguro también riéndonos de
algo.
Me
dejaste los ejemplos más puros y lindos, y viviste conmigo la experiencia más
triste de mi vida, nunca pude asumir que no lo tomaras como yo, nunca lo
soporte, nunca entendí como te fuiste cuando teníamos que hacer los primeros
estudios juntos y que me dejarás con tanto miedo e incertidumbre dejando que una
amiga me acompañará, pero cuando el tiempo paso, recién incluso hace tiempo
entendí realmente, que vos no podías ni sentiste todo lo que yo PUDE sentir y
VIVIRLO desde el día uno, que no había sido tu cuerpo el que sentía cambios y
experimentaba tantas cosas nuevas ni las habías vivido, y que el amor que se
genera en una mujer desde ese día uno es diferente al del padre, el cual
necesita verlo, y que sea todo más tangible, sin embargo, gracias porque diste
todo, todo lo que podías. Yo sólo necesitaba de tu compañía para poder ir para
delante, para apoyarme en ese hombro a llorar y solo quería tus abrazos y me
los distes siempre que los necesite y adelante salimos juntos.
Gracias
por tanto, por lo lindo y por lo feo también, me fui con muchas ganas de remodelar
en mi todo eso que hacía que muchas cosas no funcionen, porque quiero
prepararme mejor para un futuro con alguien, no considero que me fui siendo
perfecta porque eso no existía y porque en una relación fallan dos y yo quería
saber en qué falle. Gracias por esa
familia que me hizo parte de la suya y que me dejo tanto.